La sangre es mucho más que el simple líquido espeso y de olor oxido que recorre nuestro cuerpo evitando nuestra asfixia. Su particular color, producto de sus distintos componentes da testimonio silencioso de nuestra esencia, presente en este preciado elemento.
De esta manera, así como fue su principal tarea llevar nuestra primera bocanada de aire, igualmente llevará nuestro último suspiro a cada célula antes de quedar eternamente detenida en nuestras venas...
....solo fui consciente de esto de una manera terrible en el peor día de mi vida. -
Espero, pacientemente en las criptas subterráneas de Windmour el momento en que me reuniré con la causa de las extrañas y brutales muertes que han tenido lugar en el pueblo. Lo único que puede escucharse aquí abajo es el sonido entrecortado de mi respiración, la poca visibilidad es proporcionada por una vela que puede apagarse en cualquier momento.
Camino de un lado a otro tratando de hacer más llevadera la espera mientras mi mente se traslada al momento en que esta cadena de hechos comenzó...
Tuve que dejar la gran ciudad y dirigirme al pueblo de Windmour por petición del alcalde local, ya que una de las ancianas de mayor poder había desaparecido desde hace varios días.
Llegué de noche y me alojé en la casa de un viejo conocido llamado Leol.
Esa noche soñé lo que muchos llamarían una premonición y lo que yo llamo una coincidencia ya que no creo en el destino; Soñé que avanzaba por un camino de piedra que conducía a un viejo molino y que a cada paso que daba florecían unas pequeñas margaritas rojas. Luego tropezaba con lo que parecía ser un cuerpo sin piel y sin brazos que se retorcía y comenzaba a decir mi nombre...
....Neil.....
Era la esposa de Leol quien me llamaba; había amanecido y había luz suficiente como para que tomara un reducido desayuno y saliera en busca de alguna pista que me llevara al paradero de la anciana.
Pregunté a alguna gente del pueblo y poco que obtuve fue que la anciana había ido a la casa de los Malinor, la familia mas adinerada del pueblo, a recoger un recado. Luego del medio día me dirigí a la casa de los Malinor a preguntar por la anciana, de la cual no quisieron dar razón. El personal de la mansión estaba ocupado preparando la llegada de la hija menor de la familia, una caprichosa mujer llamada Grace.
El mayordomo me cerró la puerta de la verja en las narices y continuó ocupándose en los preparativos mientras yo di un rodeo por los muros que bordeaban la mansión.
Fue entonces cuando subí una pequeña colina y vi el mismo molino en ruinas que había visto en mi sueño. Cuando me encaminé a el, encontré a Leol a medio camino. Él estaba muy nervioso, corrió a mi encuentro en cuanto me vio y me pidió que lo siguiera.
Me llevó por el camino que llevaba a la entrada del molino y en el umbral, tendido en el suelo se encontraba el cuerpo de quien debía ser la anciana desaparecida; tenía en las muñecas unos cortes tan profundos que al levantar su inerte brazo la mano quedó colgada de un trozo delgado de músculo. Estaba totalmente desangrada y unas pequeñas gotas de sangre rodeaban el cuerpo, decorando el camino como si se tratara de pequeñas y deformadas flores.
La noticia de muerte de la querida anciana corrió rápido entre la gente del pueblo que inmediatamente se vistió de luto. Al tercer día del hallazgo tuvo lugar el funeral, para el cual maquillaron los cortes en las muñecas y el color azuloso en la piel de la anciana. Hubo llantos quejidos, lágrimas y desconcierto en la atmósfera del pueblo, y yo me vi contagiado por ella.
Sentí que este crimen no debía quedar impune y me quedé a atrapar al homicida, no solo por que la gente del pueblo me lo pidió sino también por iniciativa propia.
Luego del funeral y de que la anciana fuera enterrada en la cripta de Windmour, comencé a buscar pistas en el molino de los terrenos al lado oeste de la mansión de los Malinor. La siguiente pieza del acertijo provino del lado este de la mansión donde unos campesinos trabajaban la tierra; mientras uno de ellos cavaba con una pica, tuvo el inusual descubrimiento de que la tierra sangraba y fue a llamar a sus compañeros para que fueran testigos. Entre todos comenzaron a cavar y hallaron la mitad de lo que sin duda era el cuerpo de una joven, su lado izquierdo, e inmediatamente me llamaron a investigar.
La joven había sido cortada al parecer mediante el cruel método de la sierra, suspendida en el aire cabeza abajo; mientras la sangre se acumulaba en su cabeza su cruel verdugo comenzó a cortarla desde la entrepierna hasta la corona de la cabeza. Lo más espantoso fue saber que ella había sido consciente de tan monstruoso dolor como lo indicaba la mitad de su cara de la que disponíamos, y como lo confirmó la otra mitad que fue recuperada por los campesinos al anochecer luego de cavar aún mas profundo.
-Otro crimen horrible en pocos días- murmuraba la multitud en cuanto se conoció la noticia de la joven. El cuerpo fue cosido uniendo su costado izquierdo y el derecho de nuevo antes de colocarlo en el féretro; la gente del pueblo estaba indignada y yo ya comenzaba a hallar el punto común entre ambas muertes: la cercanía de la mansión de los Malinor.
Le conté mis sospechas a Leol y a su esposa, y ellos estuvieron de acuerdo revelando que Grace, la hija menor de los Malinor era una mujer sádica que disfrutaba golpeando y torturando a sus criadas para castigarlas. Leol y su mujer se encargaron de extender los rumores de mis sospechas y al cabo de unos días toda la población denigraba y maldecía a los Malinor, en especial a Grace.
A pesar del dolor del pueblo, la misma Grace anunció una pomposa fiesta en la mansión para presentar a su futuro esposo con quien había sido comprometida desde niña; la gente del pueblo se sintió indignada.
El duque de Windmour, Lord Malinor siempre estuvo a favor del pueblo e insistió en detener la fiesta, pero Grace hizo caso omiso de las peticiones de su padre y continuó empeñada en su idea.
Leol me contó que Lord Malinor siempre estuvo en la capital atendiendo al rey y por esta razón la relación con su hija Grace era prácticamente nula, pero en cambio, siempre estuvo pendiente de la hija mayor, de Cinthya a quien adoraba. Leol y su esposa estaban convencidos de que la soledad había sido la raíz de la crueldad en Grace.
La noche anterior a la fiesta de Grace Malinor, mientras cenaba con Leol y su esposa llegaron las invitaciones a la mencionada fiesta. Leol las tomó y estuvo a punto de arrojarla al fuego pero su esposa lo detuvo y nos convenció de que esa era la oportunidad de investigar a los Malinor. Por supuesto ella se negó a acompañarnos ya que lo consideraba una ofensa a las recién difuntas.
Esa noche soñé que entraba a la mansión Malinor y veía como unas sábanas de color blando caían desde el ventanal del cuarto piso que queda justo sobre la entrada del edificio. Oculta por la oscuridad de la habitación del cuarto piso, se veía una sombra vestida con lo que al parecer era un vestido de fiesta y que aparentaba haber arrojado las sábanas. A medida que caían, unas manchas negras aparecieron en la tela de las sábanas y se fueron extendiendo hasta teñirlas totalmente de negro.
Al despertar tuve la vaga sensación de un asesinato.
La fiesta tuvo lugar esa noche y contó con poca asistencia del pueblo, pero con gran participación por parte de nobles de otras regiones. Leol se perdió de mi vista a los pocos minutos de entrar. Grace hizo una elegante entrada al salón, situado en el segundo piso encima de la entrada del edificio, mientras todos levantaron sus copas para recibirla; a continuación presentó a quien sería su futuro esposo. Quedó en evidencia que era poco el amor que existía entre ellos, la gente incluso se comentaba que aquel hombre era considerado un estorbo por la propia Grace.
Un pequeño grupo de invitados se fue temprano, entre ellos el duque de York, la dama Fedra de Windmour y la condesa Warwick.
El mayordomo, un viejo rancio, a pesar de ocuparse en atender a los invitados, no paraba de mirar de un lado a otro, de retorcerse las manos y se le veía sudoroso. Entraba y salía una y otra vez del salón.
La hija mayor de los Malinor, Cinthya era una muchacha agradable y llena de vida, fue el corazón y el alma de la fiesta y no paró de bailar, a pesar de su ya notable estado de embarazo.
Cuando estuve a punto de quedarme dormido en un sillón junto a la mesa de bocadillos, vi entrar al viejo mayordomo tembloroso, acercarse a Grace y susurrarle algo al oído que provocó que ambos salieran rápidamente del salón sin pasar desapercibidos. También me percaté de que el prometido había desaparecido de la escena.
La fiesta continuó con el ritmo alegre que llevaba pero, de pronto sonó un grito ensordecedor y al mismo tiempo algo pesado fue visto cayendo al jardín a través de los ventanales del salón de la fiesta, produciendo un ruido seco al caer.
Me dirigí con varios invitados al origen del grito, la cocina, justo cuando la Señora Malinor y varias de sus criadas se desmayaban en el umbral de la puerta de la cocina. En el interior se encontraba Lord Malinor según comentaron los pocos invitados que lograron mantenerse conscientes, con las piernas y los brazos doblados en ángulos imposibles para una articulación normal, y unas finas tijeras de bronce clavadas en su garganta.
Alejé a los curiosos y me aseguré que se llevaran a las mujeres que se habían desmayado a una habitación donde pudieran despertar cómodamente. Enseguida me dirigí al lugar donde cayó lo que sea que hubiese sido arrojado durante la fiesta, y descubrí con horror a quien estaba destinado a ser el esposo de Grace, con el cuello roto, probablemente por la caída. Sus piernas habían sido aplastadas hasta triturarle los huesos y de ellas solo quedaba la piel colgante y sanguinolenta que formaban una bolsa gelatinosa.
Con la ayuda de algunos hombres sacamos los cuerpos y a las invitadas desmayadas por tales escenas antes de que el rancio mayordomo nos echara a la calle y nos negara la posibilidad de investigar lo ocurrido.
Mi investigación quedó en un punto muerto.
En el momento en que enterraban los cuerpos en la cripta de Windmour, Leol me sugirió que anotara todos los detalles de los crímenes y de mi investigación, y que cargara aquel maletín siempre con migo.
Por un tiempo Grace no se dejó ver, y el hecho de que los asesinatos cesaran convenció aún mas a la multitud de que ella era la culpable; aunque las cosas parecían haberse calmado, el miedo seguía latente entre la multitud.
Ayer, Leol y su esposa me convencieron de que los acompañara a la iglesia a pesar de mi escasa fe, por supuesto llevé conmigo los papeles de mi investigación; la gente del pueblo comenzaba a considerarme un inútil... y yo estaba de acuerdo.
Las palabras del sacerdote me llevaron a un estado de ensoñación que fue interrumpido en el momento en que estaba a punto de cerrar mis ojos definitivamente, que fue también el momento en que el sacerdote había bendecido el vino y la ostia y estaba a punto de llamar a la gente a acercarse. Un silencio espectral inundó el sagrado edificio.
Abrí del todo mis ojos y miré a la entrada, que era donde todos estaban enfocando su atención.
Allí estaba Grace con el anciano mayordomo; ella avanzó como si se dispusiera a comulgar mientras el viejo se quedaba a la entrada. Todos la observaban caminar con asombro e intriga.
Grace pasó junto al sacerdote, le golpeó las manos e hizo que este arrojara la copa de vino y las ostias consagradas al suelo polvoriento.
Todos los devotos se levantaron y comenzaron a gritarle que se fuera, pero Grace fue mas lejos: avanzó hasta el gran crucifijo tras el altar y escupió a los pies del cristo.
Los presentes se levantaron listos para arremeter contra ella, pero la dama Fedra intervino y logró contener los ánimos de la histérica multitud antes de que se acercaran lo suficiente a Grace. El anciano mayordomo llegó junto a su ama atravesando la multitud, la tomo de la mano y se la llevó amenazando con su bastón de hierro a quien se atreviera a atacarlos.
Gracias a la dama Fedra, Grace salió de la iglesia sin un solo rasguño, pero la multitud la siguió hasta las afueras y comenzaron a arrojarle las piedras que encontraron en el suelo en cuanto Grace y su mayordomo habían subido a su transporte.
La multitud y yo regresamos al interior de la iglesia, allí me percaté de que en algún momento a partir de la aparición de Grace, perdí los papeles con mi investigación.
Anoche la gente del pueblo y el alcalde tuvieron una reunión de emergencia en la que pidieron el destierro de Grace. Todos estaban de acuerdo, pero antes de hacerlo efectivo, la dama Fedra intervino y argumentó a favor de Grace alegando su estado demencial a causa de su soledad y de la muerte de su padre y su futuro esposo. Aunque pocos quedaron satisfechos con la defensa de la dama Fedra, nadie movió un dedo para sacar a Grace del pueblo.
Recuerdo el sueño que tuve, razón por la que me encuentro en las criptas de Windmour en estos momentos. Soñé con todos los papeles de mi investigación regados por el suelo de la cripta, como si me trazaran un camino. Al despertar no le di importancia a lo que había soñado, sintiéndome verdaderamente fracasado.
Esta mañana Leol llegó corriendo a la sala de estar donde meditaba mi investigación y lo poco que le entendí en su aterrado hablar fue que lo siguiera rápidamente a la iglesia; no dude en seguirlo.
Al llegar, los que ya estaban presentes, al igual que yo, no sabían como reaccionar y estábamos a punto de llegar al pánico colectivo. De todos los crímenes que presencié, fue el más horrible.
Cinthya Malinor, la hermana mayor de Grace se encontraba sentada en una de las primeras filas de la iglesia. Habían usado en ella una droga para dormir o se había desmayado, en todo caso estaba recuperando la conciencia y comenzó a describir lo que sentía en medio de divagaciones.
Describió una sensación de vacío, un dolor inimaginable y como algo caliente le brotaba del vientre mojándole las piernas y salpicando el suelo.
Lo cierto es que había perdido mucha sangre, su estómago había sido rajado y estaba completamente abierto, y en el suelo estaba lo que había sido su bebé, cortado en trozos que se desparramaban inmundamente por el suelo de piedra.
Nadie sabía como reaccionar ante este bestial espectáculo; los hombres de nervios fuertes se llevaron el cuerpo ya sin vida de Cinthya y los trozos de su bebé mientras la gente ya hablaba de un asesino sobrehumano. Algunos se atrevieron a acusar a Grace de nuevo alegando posesión demoníaca.
Me alejé un poco de la multitud tratando de controlar mis nervios y mi impresión, cuando encontré uno de los papeles de mi investigación tirado en el piso. Por el revés tenía una nota en letras de distintos recortes de libros que decía “Sabes donde encontrarme, hoy al anochecer, lo que quiero es tu sangre”.
Al principio no entendí a que se refería su mensaje, lo único que pasaba por mi mente era mi sueño en la cripta, pero no paraba de preguntarme una y otra vez como sabía lo de mis sueños. Era ilógico e incluso ridículo.
Entonces reflexioné, tuve razón con lo del molino, tuve razón también con la fiesta y ¿qué habría de malo en arriesgarme de nuevo?. No me haría daño renunciar a la razón y seguir mis intuiciones solo por un momento, eso ignorando el hecho de que el asesino, quien quiera que fuera, al parecer iba tras de mí ahora. Lo vería cara a cara, me enfrentaría a él y llevando este pensamiento en mi mente vine a este lugar, y llegué al momento en que me encuentro ahora... Espero, pacientemente en las criptas subterráneas de Windmour el momento en que me reuniré con la causa de las extrañas y brutales muertes que han tenido lugar en el pueblo...
Han pasado varias horas, ¿o han sido solo minutos?, No estoy consciente del tiempo que pasa debido los nervios.
El sonido de unos pasos acercándose se acentúa con el eco que solo puede ser percibido en el interior de la cripta, volteo al lugar de donde provienen y veo una diminuta luz que se balancea de un lado a otro, al parecer es la luz de una linterna de gas. En cuanto dirigí la vista a aquella luz, comenzó a alejarse hasta doblar alguna esquina de las recámaras de la cripta. La sigo, por que no estoy dispuesto a rendirme.
La luz se apaga repentinamente dejando todo el escenario a oscuras. La poca visibilidad que me proporciona la débil vela que llevo en la mano me permite captar una mesa de piedra tallada en el centro de una de las cámaras. Me acerco a ella lentamente palpando la superficie tallada con letras en latín, entonces siento su presencia, la del asesino a mis espaldas. Me volteo rápidamente y le ilumino el rostro... no puedo generar un pensamiento concreto ante mi sorpresa, al toparme con esos ojos.
Aquella persona es más rápida que yo y en cuestión de segundos me deja sentir el filo del puñal que llevaba. Siento un dolor asfixiante en mi garganta, el asesino acaba de desgarrármela, luego siento un profundo dolor que me perfora el pecho. Por último, mientras me desvanezco siento un agudo dolor perforando mi oído izquierdo y penetrando en lo profundo de mi cabeza.
La ultima visión que tengo, además de tan hermoso asesino, es la de mi sangre que ha manchado las paredes de la cripta y se desliza lentamente.
La vela que llevaba en la mano cae junto a mi rostro y se apaga, luego... oscuridad. No solo la del lugar, sino también la mía. Mi vida acaba de ser tomada por el ambicioso asesino.....
....cuanto tiempo pasó para que pudieran hallar mi cadáver en las criptas. Lo único que dio testimonio del tiempo transcurrido fue la rigidez de todas mis articulaciones, poco más de un día después.
Mi cuerpo fue sepultado en la cripta junto a las demás victimas mientras Leol y su esposa convencían a todo el pueblo de que era hora de tomar la justicia por sus manos.
Sin embargo el pueblo se mantuvo tranquilo en cierta forma, debido a la noticia de que la Infanta María de Lancaster visitaría el lugar.
La infanta pertenecía a la segunda línea de sucesión al trono, y por ser muy pequeña contaba con el cariño del pueblo.
Tenía apenas seis años cuando llegó al pueblo de Windmour y fue recibida por la multitud entre aplausos y una pequeña celebración en honor a ella.
La dama Fedra fue la encargada de entregarle un gran adorno de flores que la niña recibió con gran alegría.
La infanta María y su corte se hospedaron en la casa Belton donde pasaron tranquilamente la noche y descansaron de la agitación del pueblo.
A la mañana siguiente sin embargo, la pequeña María desapareció de los alrededores de la casa Belton, el único testigo fue un guardia adormilado quien aseguró haberla visto jugar en los jardines con una mujer vestida de blanco.
La desesperación de la corte de la infanta se transmitió a la gente del pueblo que inmediatamente y siguiendo sus sospechas, se encaminaron a la mansión Malinor que ahora lucía descuidada, solitaria y tenebrosa.
En cuanto llegaron a la puerta de la verja comenzaron a golpear; una de las criadas se acercó tímidamente mientras Leol, quien encabezaba la multitud le preguntó por el viejo mayordomo.
La tímida criada les contó que aquel hombre había huido el mismo día en que Grace había irrumpido la iglesia, luego de llevar a su ama a casa.
Leol le prometió que si abría la puerta, la multitud no le haría daño. La criada aceptó abrirles y se fue a buscar las llaves, pero al cabo de unos minutos Porfirio un grito de terror que indujo a la multitud a tumbar el enrejado y entrar a la casa por la fuerza.
La criada estaba arrodillada en el pasto de los jardines contemplando con horror a Grace, quien estaba junto al cuerpo inerte de la infanta Maria.
La niña estaba tendida en el pasto con los ojos llorosos y la mirada perdida Había marcas de manos alrededor de su cuello y tenía una cortada profunda en una de sus piernas, de la cual aún brotaba sangre.
Grace trató de defenderse alegando que ella también acababa de encontrar el cuerpo pero la multitud no se contuvo, y esta vez la dama Fedra no estaba entre ellos para rescatarla.
Entre todos tomaron a Grace, la arrastraron de los cabellos hasta las afueras de la mansión mientras otro grupo incendiaba la mansión.
Arruinaron su elegante peinado arrancando grandes mechones y la golpearon una y otra vez hasta reventarle la nariz y el labio inferior, todo esto mientras la arrastraban a la plaza central donde sin duda, la ejecutarían por criminal.
A medio camino se encontraron a la dama Fedra alistándose para un largo viaje, Grace al verla le rogó que la ayudara, que la salvara de la ira de la multitud, pero Fedra solo se acercó a ella, mientras sonreía de una forma fría y macabra, una sonrisa que solo Grace pudo captar.
Grace detalló la mano derecha de Fedra y se dio cuenta de que estaba manchada de sangre que debía pertenecer a la infanta María; entonces comenzó a gritar con todo el poder de su voz que la verdadera asesina era Fedra. Esta última rozó suavemente la mejilla de Grace manchándola con la sangre de la infanta y le dijo que nada de lo que contara ahora podría calmar a la multitud.
Fedra se alejó entre la gente furiosa mientras el resto continuaba arrastrando a Grace hasta la plaza del pueblo, donde recibió crueles torturas. Solo se calmó la ira de la gente cuando Grace fue reducida a pequeños trozos, algunos de ellos carbonizados.
La dama Fedra nunca mas fue vista por aquel lugar, era como si se hubiera desvanecido en el aire mientras los crímenes que cometió permanecieron impunes. El pueblo se sintió tranquilo al convencerse de que habían dado justicia a los fallecidos al destruir por completo a Grace.
Sin embargo el pueblo de Windmour no existió mucho tiempo luego de esto, las familias que vivían en aquel lugar se mudaron a lugares cercanos y los pocos que quedaron cambiaron de nombre a la población. Este hecho fue sepultado como muchos otros periodos oscuros en la historia de la humanidad, borrando toda evidencia.
Julieth H. Corvus
Slytherin
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