Me encuentro sumida en la profunda oscuridad de la noche, en el suelo permanezco sin poder moverme, mi mente muestra de forma acelerada, los recuerdos del suceso acaecido.

En la habitación, en la penumbra nos encontramos mis pensamientos, mis hechos y yo.

Siento como el calor del rojo fluido que cubre mis ropas y piel, lentamente pierde su temperatura normal, su espesa textura y olor me produce una extraña sensación; debería sentirme alterada, pero al contrario de todo lo estipulado para estos casos, estoy completamente tranquila.

Lentamente comienza a apaciguarse el revoltoso remolino de imágenes y sonidos que retumban dentro de mi cabeza una y otra vez. Cuando el razonamiento nos abandona por obcecación en momentos de ira, intenso dolor y/o confusión, el cerebro funciona de manera extraña, y es cuando el subconsciente toma el control de la situación; los deseos más básicos, ideas y pensamientos reprimidos se expresan en una actitud brutal, apasionada e incomprensiva.

Varios cuerpos yacen a mí alrededor, los conozco, me son demasiado familiares, permanecen inmóviles; la vida que alguna vez fue contenida, ahora se escapa a través de las heridas.

Siempre me ha gustado la oscuridad, me provee una sensación de seguridad rara vez apreciada y no sé porque, pero puedo ver la verdad oculta a través de ella, mi percepción se hace diferente, la prefiero a la luz del día; pues en ella a pesar de la claridad existente, permite a las personas ocultarse tras mascaras invisibles, grandes secretos, que al adentrarse en las sobras afloran de formas insospechadas. Yo misma he sido victima de la luz, escondo mi depresión constante, mis más profundos temores, traumas y angustias, pues pienso, son debilidades que a futuro podrían explotar en mi propia cara.

La única impresión que recuerdo antes de llegar a este punto de locura temporal, es asfixia, me costaba demasiado respirar, pensar claramente, sentir… talvez por eso estoy aquí.

Los quiero y viéndolos así parecen tan inofensivos, tan tranquilos, tan diferentes a lo que solían ser o a lo que recuerdo que eran…

Me pregunto ¿dolerá en algún momento? ¿Dolerá en este mismo momento?... pero en vez de eso, siento una extraña sensación de libertad, por primera vez en mi vida… claramente no se si es verdadero, pero no tengo punto de comparación alguno, de cualquier modo mi mente lo asimila de este modo y es maravilloso.

En mis oídos resuenan gritos llenos de dolor y misericordia, gritos desesperados ahogados en sus propias lágrimas y sangre… a la vez que se mezclan con las discusiones previas, es ensordecedor.

…Cuento con que llegado el momento no sea yo mi más duro e implacable juez…

En mi mano conservo el objeto que me permitió dar ejecución al acto cometido, el resplandor de su hoja mi cómplice, su filo mi posible castigo.

Conforme la temperatura de mi cuerpo disminuye y mi respiración se calma, puedo observar más claramente a mí alrededor, el velo de ira que cubre mis ojos cae lentamente. Es interesante como la adrenalina que corre por las venas, nubla y distorsiona nuestra percepción de la realidad.

En este momento soy consciente que el cerillo que causó tal incendio, fue un acto estúpido de insensatez, en el cual todos fuimos culpables, escupiendo frases sin sentido, expresadas en modo absurdo acompañadas con tonos de voz inadecuados… Y como medida correctiva mi cerebro, por instinto de supervivencia, en este preciso instante empezará a romper todas las conexiones neuronales que en mi memoria se generaron sobre el hecho.

Sé que después de sentirme sofocada, hasta el punto que pensaba ya no podría respirar más; mientras estaban desprevenidos, tome de la estantería de armas medievales (colección de mi padre) una daga curva que siempre había llamado mi atención por el resplandor de su hoja y filo, y me abalancé sobre aquél, que por su fuerza sabría opondría mayor resistencia; lo ataque a traición, le degollé de forma que no pudiera responder y eventualmente hacerme daño. Al verle caer al suelo ahogándose en su propia sangre, sin poder detener la hemorragia, mi madre angustiada por lo ocurrido, en vano trato de contener la herida con sus frágiles manos al tiempo que me gritaba horrorizada, ‘como había sido capaz de semejante cosa’… el tono de sus gritos solo me aturdió y enfureció más, a lo cual mi cuerpo como en una reacción automática, dirigió hacia ella el arma empuñada en mi mano, rasgando su boca, para que no volviera a pronunciar sonido alguno que perturbara mi mente… sin embargo emitió el grito de dolor mas tremebundo que cualquiera pudiera haber escuchado jamás. Para acallar y hacer descansar a esta alma atormentada en la que se había convertido de un momento a otro, corte su garganta para que pudiera morir rápidamente y dejará de sentir el dolor físico y emocional que la aquejaba.

Mi hermana que permanecía en un rincón del estudio, aterrada, pues el shock emocional de verme segando de tal forma la vida nuestros padres le impedía moverse; cuando me di vuelta en su posición se desplomó en el piso y con un hilo de voz suplicaba misericordia, me pedía que no le hiciera daño que no quería morir de forma tan horrible… que todavía no quería morir. En sus ojos veía reflejado mi rostro, carecía de expresión alguna; solo mis ojos mostraban un extraño brillo… que incluso de cierta forma me produjo miedo, pero llegado este momento me sentía como un espectador, observando aquella escena desde lejos. No era mi yo cotidiano quien con furia tomaba la vida de los seres que se encontraban allí.
Finalmente mi hermana trato de tomar mi brazo para detenerme; mi mano con la daga sujetada firmemente cercenó la suya en un solo movimiento. Del dolor empezó a retorcerse en el suelo, al tiempo que estalló en llanto; no quería escuchar más sus lamentos, así que le di muerte como a los otros dos.

En aquel instante las fuerzas que me sostenían en pie abandonaron mi cuerpo y caí al piso… algunas lágrimas brotaron de mis ojos… permanezco inmóvil…

Como quisiera que todo esto no fuera más que una terrible pesadilla de la cual pronto despertaré… pero el olor cada vez más pesado, me confirma esta repugnante y monstruosa realidad.

Empiezo a advertir como mis parpados se cierran pesadamente, no tengo fuerzas siquiera para luchar contra esta sensación de letargo que me abruma…

NICOLE PRYOR
Hufflepuff

2 comentarios:

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Mentes Retorcidas es un concurso creado para aquellos a los que les gusta jugar con la mente de las personas, contando historias de horror, de una manera en la que la el lector sienta miedo, pánico y horror, dejando que se sumerja en el misterio y el suspenso de la historia.

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